Enfrentarse al
estudio de una obra dramática de don Ramón del Valle Inclán supone introducirse
en una de las aventuras más extraordinarias y originales del teatro mundial
contemporáneo. Es muy probable que desde el Siglo de Oro no se hayan dado casos
de una revolución literaria tan grande como la que realiza Valle en sus obras
teatrales comprendidas entre 1899 y 1930.
Cierto es
también que Valle era un adelantado a su tiempo, pues esas obras que hoy son
alabadas y elogiadas, y en las que el espectador, o lector, ve reflejados sus
problemas, emociones… no tuvieron sin embargo la misma aceptación en la vida
del autor. El camino de sus obras hacia el escenario fue más bien lento y
tortuoso. Para más señas sobre esto solo hay que ver que su hoy afamada Luces
de Bohemia tardó años en llegar a las tablas. Es por esto que resulta curioso,
a la par que triste, comparar la trayectoria de Valle en vida con la de su
compañero Jacinto Benavente, así como el éxito que hoy dispensa al público: Valle
es leído, representado y admirado… Benavente, en cambio, es poco leído y
atacado, a pesar de que de vez en cuando va obteniendo algún éxito del público…
Valle Inclán, sin embargo era plenamente consciente de la dificultad de su
teatro, y de lo difícil que podía ser representarlo.
Pero ni aún
con el paso de los, no lejana ya la fecha de su muerte, su
pensamiento seguía siendo el mismo, sin conseguir haber hecho más
aceptables para los espectadores sus producciones dramáticas.
Como dice Luis Pascual:
"Existe un miedo terrible
al enfrentarse con una obra de Valle Inclán.
A Valle se le llama el
"irrepresentable". Durante mucho tiempo se ha
dicho que sus textos, y más
especialmente Luces de bohemia, no eran textos
destinados para el teatro,
sino, tal vez, fallidos guiones de cine?"
Divinas palabras publicado en 1920, en los folletones del diario El
Sol, apareciendo después como libro independiente en ese mismo año, editado
por la tipografía Yagües. 1920 es una fecha clave en la producción literaria de
Valle. Durante ese año se publicaron algunas de las mejores obras del
escritor : Farsa italiana de la enamorada del rey, El pasajero:
claves líricas, Luces de bohemia y Farsa y licencia de la reina
castiza. El escritor se encontraba en plena madurez literaria y artística.
El camino hacia el esperpento se había
abierto definitivamente. Sin embargo Valle no consiguió llevar a escena Divinas Palabras hasta trece años mas tarde.
La obra se estrenó el 16 de
noviembre de 1933 en el Teatro Español de Madrid. Fue llevada a cabo
la representación por la compañía de Margarita Xirgu y Enrique
Borrás, la escenografía fue encargada a Castelao y la
adaptación y dirección a Cipriano Rivas Cherif. Sin embargo don Ramón no pudo presenciar la obra, pues fue reclamado por su puesto de director de la Academia Española de Bellas Artes en Roma.
La representación no tuvo éxito alguno, y fue retirada al poco tiempo de su estreno debido a la poca aceptación por parte del público.
Las cosas cambian de forma radical en el importante reestreno de la obra que tuvo lugar en Madrid, el 17 de noviembre de 1961. El local
elegido para esta ocasión fue el Teatro Bellas Artes y la adaptación
fue obra de Gonzalo Torrente Ballester. Dirigidos
por José Tamayo, los actores pertenecían la compañía "Lope de
Vega" lograron un éxito
total, completo, haciendo conocer por fin al público a don
Ramón como autor de teatro.
Por fin, después de este éxito el sentido de la obra valleinclanesca
parecía calar ya en las mentes de
los espectadores españoles. Su
teatro se mostraba como una creación estética de profunda
modernidad, en la que, incluso, se podían captar muchos
aspectos característicos del teatro universal de actualidad.
Este cambio en la mentalidad de los espectadores se debe, a parte de a la genialidad de Valle, a que era un público más acostumbrado a obras innovadoras, que se
salen del tipo de teatro que durante tanto tiempo predominó en las carteleras españolas.Contribuyó también mayor acercamiento al público de las obras de
Valle. A partir de 1960 empezó a reeditarse en
colecciones de gran difusión gran parte de sus obras literarias.
Años después, en 1978, Divinas palabras fue llevado por primera vez al cine, de la mano de
Juan Ibañez y posteriormente, en 1987 por José Luis García Sánchez.
En 1992 se estrenó también la versión operística de esta obra.
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