jueves, 17 de mayo de 2012

Obra


Este escritor no consiguió solamente la extraordinaria hazaña de ser un indiscutible maestro de la prosa modernista, si no que además de esto consiguió crear una nueva técnica y estilo totalmente opuesta al modernismo conocida como esperpento.
Como bien he dicho modernismo y esperpento son dos estilos totalmente diferentes, pues si bien el modernismo se caracteriza por la descripción de la belleza y el erotismo, dejando quizás  más de lado el propio contenido el esperpento se caracteriza por una detallada, incluso grotesca, descripción de una realidad deformada y desagradable que se critica; como siempre en este autor, con un gran contenido erótico. En ambos casos el autor demuestra un envidiable dominio del lenguaje, la descripción de ambientes y del ritmo de la acción.
Estas dos etapas principales, la modernista (hasta 1906) y la del esperpento (a partir de 1920) estuvieran separadas por unos años de transición entre ambas. Mientras que la primera puede asociarse a su ideología carlista, la segunda se produce en el periodo en el que crece su compromiso con los temas sociales.

El estilo modernista ya es visible en sus primeras novelas Femeninas (1895) y Epitalamio (1897), 
donde destacan la delicadeza y el preciosismo asociados con este movimiento. 
En los años de guerra y crisis en lugar de dedicarse a criticar la situación, se dispuso a relatar la vida de unos personajes y ambientes que irá reelaborando y que reaparecerán en sucesivas obras. En 1902 publica sonata de Otoño, que es el comienzo de la biografía ficticia de su personaje   el marqués de Bradomín,; en esta obra nos ofrece unos de los mejores ejemplos de prosa modernista de la literatura española. En años sucesivos fue publicando, también a través de las entregas de un periódico, el resto de las sonatas: Estío (1903), Primavera (1904) e Invierno (1905). En cada una de las sonatas el marqués va rememorando con nostalgia las diferentes etapas de su vida, que discurren a su vez en lugares y  ambientes sociales que el autor semeja conocer muy bien. Sin ningún tipo de intención moralizante, y con una narración de gran belleza, el autor describe unas escenas irreverentes y eróticas que escandalizarían a la mojigata sociedad de su tiempo. Estas obras le otorgaron éxito y fama, convirtiéndolo en un maestro de la prosa modernista.

En cuanto al teatro, los inicios de Valle-Inclán estuvieron ligados a los de Jacinto Benavente, con quien colaboró en el proyecto de Teatro Artístico; esto le permitió estrenar su primera obra, Cenizas (1899), que se trata de una muestra de teatro poético en la que se basa en un personaje de su anterior novela, Femeninas; en esta obra se trata el tema de una romántica historia de un amor adúltero, que es descrito, pero no es criticado en ningún momento. Es en este periodo cuando también estrena El marqués de Bradomín (1906) basada en el personaje que ya había desarrollado en las sonatas.

En 1907, publica su primer libro de poemas, Aromas de leyenda, en el que evoca el ambiente de la Galicia del medievo. Ese mismo año comenzó la publicación de la primera de sus Comedias bárbaras, El Águila del blasón,que transcurre también en la Galicia medieval, donde el protagonista se dedica a toda clase de tropelías, especialmente de carácter sexual, realizadas por una familia de caballeros feudales. Esta fue inmediatamente seguida por Romance de lobos, en la que la sexo y violencia son los temas principales. Transcurrirán quince años hasta que el autor finalice la trilogía con una extraordinaria obra sobre un parricidio: Cara de plata. 

 En 1920, aparece por fin Divinas palabras, también situada en la Galicia rural. Alejándose del ambiente aristocrático y épico de las Comedias, aquí se mezcla lo trágico y lo cómico. El autor hace una cruel descripción de unos personajes del más bajo nivel social a los que les ocurren continúas desventuras, narradas con un ritmo y precisión admirables. Se trata de una obra extraordinariamente atrevida, dedicada a las andanzas de unos personajes de lo más miserable, que exhiben, de aldea en aldea, a un pobre enano deforme.
El segundo gran ciclo de la obra de Valle- Inclán es el del esperpento; un estilo literario creado por este autor y que consiste en una grotesca deformación de la realidad para emocionar al espectador. En el mismo año que la antes mencionada Divinas Palabras, Valle-Inclán comenzó a publicar por entregas su obra Luces de bohemia. Esta fue apareciendo en sucesivos números de la revista España, que era una publicación de contenido intelectual donde colaboraban numerosos autores de la Generación del 14. Con Divinas palabras Valle se adelantó a la tendencia de otros contemporáneos suyos -James Joyce en su Ulises (1922)- de concentrar la narración en un espacio de tiempo muy breve; en este caso, menos de veinticuatro horas. La acción de esta obra se sitúa en Madrid, en un ambiente bohemio en el cual el protagonista de manipulado y vejado de forma monstruosa, hasta morir de forma ignominiosa. Aumenta aún más el dramatismo de Divinas palabras, al acentuar su descripción de las miserias humanas; una distorsión grotesca de la realidad. La obra sería reformada cuatro años más tarde, pero no llegaría a ser estrenada en España hasta 1970.

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