viernes, 18 de mayo de 2012

Contextualización literaria

El teatro español del siglo XX podría clasificarse en las siguientes tendencias:
El teatro que triunfa, que se trata de un teatro comercial, muy apreciado por las clases
burguesas urbanas que cuentacon sus espectadores habituales. Dentro de esta tendencia
se pueden distinguir los siguientes grupos :
1.- La comedia burguesa de Benavente y sus seguidores.
2.- El teatro en verso, neorromántico, tradicionalista que incorpora las formas típicas
del Modernismo.
3.- El teatro cómico, en el que podemos observar que predomina el costumbrismo.

El teatro innovador, en el que se hayan:
1.- Las experiencias teatrales de algunos autores de la generación de 98 ( Unamuno y Azorín y evidentemente el teatro de Valle Inclán, en el cual profundizaremos más adelante
2.- Los intentos innovadores de los movimientos vanguardistas y de la Generación del 27. 

Una vez visto este esquema, vamos a comentar un poco cada uno de los puntos para luego centrarnos, por fin en nuestro querido Valle Inclán.

 Don Jacinto Benavente (Madrid, 1866-1957) nos propuso un teatro sin grandilocuencia, con una preferente atención a los ambientes de carácter cotidiano. Se trata de un experto en los juegos escénicos y de un maestro en cuanto a la construcción de diálogos fluidos, su obra supone una amable crítica de los ideales burgueses.
Otras veces intenta el "drama rural" aunque jamás consigue emular  la grandeza de las obras de García Lorca en este campo. 
A pesar de todo, Benavente era aclamado por el público.
 Fue miembro de la Real Academia Española, se le colmó de honores oficiales y en 1922 le fue concedido el Premio Nóbel  

El teatro en verso. 
Supone presencia en los escenarios del modernismo
Pero a estos versos que lo componen, tan sonoros y coloristas se les asocia una "ideología marcadamente tradicionalista" que exalta los ideales de la nobleza, las gestas propias del medievo o los altos momentos del Imperio. 


El teatro cómico. 
Los tipos y ambientes castizos que habían sido la protagonistas de los cuadros
costumbristas propios del Romanticismo vuelven en este momento a la escena de la mano de  autores como 

Los hermanos Álvarez Quintero ( Serafín y Joaquín ), nacidos en Utrera
(Sevilla) y que presentan en sus obras la imagen de una Andalucía totalmente superficial, llena de tópicos y falsa en cuanto a la supresión de cualquier tipo de referencia a los problemas económicos y sociales
  
Carlos Arniches (1866-1943 ). Por una parte produce sainetes ambientados en Madrid y por otra parte escribe lo que él mismo denomina "tragedia grotesca", obras en las que se mezcla lo cómico con lo conmovedor.

 El teatro del grupo del 98. 
Aunque algunos miembros del grupo del 98 intentaron escribir un teatro diferente, sus experiencias fueron un fracaso, al menos en su época. No por ello estas obras dejan de interesantes. Sobre todo las de Unamuno ("Fedra", "El otro") cuyos personajes poseen el mismo perfil atormentado de los protagonistas de sus famosas novelas, y por supuesto las de Azorín ("Angelita", "Lo invisible" ).  Sin embargo, en el grupo del 98, aunque en ocasiones no se le vincule a esta generación, aparece una figura que revolucionará todo el teatro contemporáneo y que servirá de referente para la evolución de este género a lo largo del el siglo XX. Se trata, como no, de Don Ramón María del Valle Inclán.

El esperpento:
Hacia 1920, se produce un cambio en la trayectoria literaria de Valle Inclán. En este año publica cuatro obras teatrales decisivas : "Farsa italiana de la enamorada del rey", "Farsa y licencia de la Reina Castiza", "Divinas palabras"y "Luces de Bohemia". 
La primera mezcla la fábula sentimental y la caricatura punzante con personajes que, con algunas excepciones, son grotescas marionetas. La segunda obra citada es una despiadada deformación  de la corte de Isabel II, tema recurrente también en sus novelas del "Ruedo Ibérico".  En cuanto a "Divinas Palabras" es un violento drama situado de nuevo la Galicia rural ante el espectador desfilan toda suerte de deformidades morales y sociales, mientras los personajes se expresan con un lenguaje desgarrado y brutal.  Ya en estas tres obras se pueden ver trazos "esperpénticos", pero es "Luces de Bohemia" la primera a la que el propio Valle Inclán da el nombre de "esperpento". Con esta palabra (cuyo significado  entonces era el "persona o cosa extravagante, desatinada o absurda" ), designa el autor a esas obras suyas en las que lo tragedia y burla se mezclan con una estética que quiere ser "una superación del dolor y de la risa". Quizás su mejor definición del término se halla en la escena XII de "Luces de Bohemia" , en la que el protagonista Max Estrella
hace la siguiente reflexión: 
"...Nuestra tragedia, la tragedia de España, no es una tragedia. La tragedia es
un género demasiado noble como para reflejar adecuadamente el panorama
español. España es una "deformación grotesca" de la civilización europea. Y ,
por eso, el sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una
estética sistemáticamente deformada. Así, de la imposibilidad de la tragedia
surge "el esperpento". La índole de esa estética nos la quiere explicar
aludiendo a las imágenes distorsionadas que nos devuelven los espejos
cóncavos y convexos, o algunas figuras monstruosas y terribles que aparecen
en los cuadros de Goya."  



A parte de lo anteriormente mencionado existen también declaraciones periodísticas de 1928 del autor en que aborda de nuevo este tema y aclara cuál es el sentido de los personajes esperpénticos. Dice que, según su opinión, hay tres modos de ver el mundo artística o estéticamente: "de rodillas, de pie o levantado en el aire". Si el autor mira desde abajo, de rodillas, los héroes aparecen como seres superiores (es lo que sucede en la tragedia clásica). Si se mira al mismo nivel, de pie, los personajes aparecen como nuestros hermanos (sería el caso de las obras de Shakespeare ). Pero si los miramos desde arriba, estos mismos personajes aparecerán como peleles, como títeres. Los dioses y los héroes se convierten en personajes de sainete. Esta última sería la posición desde la cual escribe Valle.  

La importancia de Valle dentro del teatro contemporáneo es excepcional. Si en sus comienzos compartía con Rubén Darío la estética modernista, el tiempo le llevó a fraguar un "arte de ruptura", libre , abriendo caminos que más tarde serían seguidos. Valle fue más allá de lo establecido en las convenciones estéticas de su tiempo y no se dejó doblegar nunca a los prejuicios de los públicos o de los empresarios. Por ello es considerado como un "vanguardista" que se anticipa  a las nuevas tendencias del teatro occidental posteriores a la segunda guerra mundial.

El satanismo en Valle Inclán:


El satanismo en Valle-Inclán no es solo visible en las posturas y comportamiento de los personajes de algunas de sus obras y en general de los literatos simbolistas decadentes y modernistas, si no que a veces los mismos personajes lo dicen como si incluso alardearan de ello.
En este tema, como en todo, Valle nos muestra una amplia gama de detalles y matices, ya que los rasgos de profanación de lo sagrado, la mezcla de religión y erotismo y el sarcasmo, no se encuentran siempre en la misma medida de intensidad.
Podemos apreciar cierto cinismo, pero con gran mesura, sin llegar a lo blasfemo.

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