El teatro que triunfa, que se trata de un teatro comercial, muy apreciado por las clases
burguesas urbanas que cuentacon sus espectadores habituales. Dentro de esta tendencia
se pueden distinguir los siguientes grupos :
1.- La comedia burguesa de Benavente y sus seguidores.
2.- El teatro en verso, neorromántico, tradicionalista que incorpora las formas típicas
del Modernismo.
3.- El teatro cómico, en el que podemos observar que predomina el costumbrismo.
El teatro innovador, en el que
se hayan:
1.- Las experiencias teatrales
de algunos autores de la generación de 98 ( Unamuno y Azorín y evidentemente el
teatro de Valle Inclán, en el cual profundizaremos más adelante
2.- Los intentos innovadores de
los movimientos vanguardistas y de la Generación del 27.
Una vez visto este esquema, vamos a comentar un poco cada uno de los puntos para luego centrarnos, por fin en nuestro querido Valle Inclán.
Otras veces intenta el
"drama rural" aunque jamás consigue emular la grandeza de
las obras de García Lorca en este campo.
A pesar de todo, Benavente era aclamado por el público.
Fue
miembro de la Real Academia Española, se le colmó de honores
oficiales y en 1922 le fue concedido el Premio Nóbel
El teatro en verso.
Supone presencia en los escenarios del modernismo
Pero a estos versos que lo componen, tan sonoros y
coloristas se les asocia una "ideología marcadamente tradicionalista"
que exalta los ideales de la nobleza, las gestas propias del medievo o los
altos momentos del Imperio.
El teatro cómico.
Los tipos y ambientes castizos que habían sido la protagonistas
de los cuadros
costumbristas propios del Romanticismo vuelven en este
momento a la escena de la mano de autores
como
Los hermanos Álvarez Quintero ( Serafín y Joaquín ),
nacidos en Utrera
(Sevilla) y que presentan en sus obras la imagen de una
Andalucía totalmente superficial, llena de tópicos y falsa en cuanto a la
supresión de cualquier tipo de referencia a los problemas económicos y sociales
Carlos Arniches (1866-1943 ). Por una parte produce
sainetes ambientados en Madrid y por otra parte escribe lo que él mismo denomina "tragedia grotesca", obras en las que
se mezcla lo cómico con lo conmovedor.
El teatro del
grupo del 98.
Aunque algunos miembros del grupo del 98 intentaron
escribir un teatro diferente, sus experiencias fueron un fracaso, al menos en
su época. No por ello estas obras dejan de interesantes. Sobre todo las de
Unamuno ("Fedra", "El otro") cuyos personajes poseen el
mismo perfil atormentado de los protagonistas de sus famosas novelas, y por
supuesto las de Azorín ("Angelita", "Lo invisible" ). Sin embargo, en el grupo del 98, aunque en
ocasiones no se le vincule a esta generación, aparece una figura que revolucionará
todo el teatro contemporáneo y que servirá de referente para la evolución de
este género a lo largo del el siglo XX. Se trata, como no, de Don Ramón María del
Valle Inclán.
El esperpento:
Hacia 1920, se produce un cambio en la trayectoria
literaria de Valle Inclán. En este año publica cuatro obras teatrales decisivas
: "Farsa italiana de la enamorada del rey", "Farsa y licencia de
la Reina Castiza", "Divinas palabras"y "Luces de
Bohemia".
La primera mezcla la fábula sentimental y la caricatura
punzante con personajes que, con algunas excepciones, son grotescas marionetas. La
segunda obra citada es una despiadada deformación de la corte de Isabel II,
tema recurrente también en sus novelas del "Ruedo Ibérico". En cuanto a "Divinas Palabras" es
un violento drama situado de nuevo la Galicia rural ante el espectador desfilan toda suerte de deformidades morales y sociales, mientras los personajes se expresan
con un lenguaje desgarrado y brutal.
Ya en estas tres obras se pueden ver trazos "esperpénticos", pero es "Luces de Bohemia" la primera a la
que el propio Valle Inclán da el nombre de "esperpento". Con esta palabra (cuyo significado entonces era el "persona o cosa extravagante, desatinada o absurda"
), designa el autor a esas obras suyas en las que lo tragedia y burla se
mezclan con una estética que quiere ser "una superación del dolor y de la
risa". Quizás su mejor definición del término se halla en la escena XII de "Luces de Bohemia" , en la
que el protagonista Max Estrella
hace la siguiente reflexión:
"...Nuestra tragedia, la tragedia de España, no es
una tragedia. La tragedia es
un género demasiado noble como para reflejar
adecuadamente el panorama
español. España es una "deformación grotesca"
de la civilización europea. Y ,
por eso, el sentido trágico de la vida española sólo
puede darse con una
estética sistemáticamente deformada. Así, de la
imposibilidad de la tragedia
surge "el esperpento". La índole de esa
estética nos la quiere explicar
aludiendo a las imágenes distorsionadas que nos devuelven
los espejos
cóncavos y convexos, o algunas figuras monstruosas y
terribles que aparecen
en los cuadros de Goya."
A parte de lo anteriormente mencionado existen también
declaraciones periodísticas de 1928 del autor en que aborda de nuevo
este tema y aclara cuál es el sentido de los personajes esperpénticos. Dice
que, según su opinión, hay tres modos de ver el mundo artística o estéticamente:
"de rodillas, de pie o levantado en el aire". Si el autor mira desde abajo, de rodillas, los héroes aparecen
como seres superiores (es lo que sucede en la tragedia clásica). Si se mira al
mismo nivel, de pie, los personajes aparecen como nuestros hermanos (sería el
caso de las obras de Shakespeare ). Pero si los miramos desde arriba, estos
mismos personajes aparecerán como peleles, como títeres. Los dioses y los
héroes se convierten en personajes de sainete. Esta última sería la posición
desde la cual escribe Valle.
La importancia de Valle dentro del teatro contemporáneo
es excepcional. Si en sus comienzos compartía con Rubén Darío la estética
modernista, el tiempo le llevó a fraguar un "arte de ruptura", libre , abriendo caminos que más tarde serían seguidos. Valle
fue más allá de lo establecido en las convenciones estéticas de su tiempo y
no se dejó doblegar nunca a los prejuicios de los públicos o de los empresarios.
Por ello es considerado como un "vanguardista" que se anticipa a las nuevas tendencias del teatro occidental posteriores a la segunda
guerra mundial.
El satanismo en Valle Inclán:
El satanismo en Valle-Inclán no es solo visible en las posturas y comportamiento de los personajes de algunas de sus obras y en general de los literatos simbolistas decadentes y modernistas, si no que a veces los mismos personajes lo dicen como si incluso alardearan de ello.
Podemos apreciar cierto cinismo, pero con gran mesura, sin
llegar a lo blasfemo.
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